sábado, 26 de agosto de 2023

LA SOMBRA ÍNTIMA

Quiero explicar

al mundo por mi muerte, 

Por mi sencilla muerte

Pero muerte, 

Como pájaro sin vuelo.

Yo recorrí la herida pulsando una guitarra,

Para atajar la sangre

Que viste a nuestros niños.

Quise llover mi grito

En la mordaza de los hombres,

Para crecer fusiles 

En el hambre legislada.

Mi corazon golpeó todas las puertas.

Él se instaló en la alcoba

Que esconde 

En su penumbra

Puñados de jornal

Zurciendo harapos en las noches.

Amaneció en las calles

Con el último gemido

De esos espectros mudos

Que amasarán su pan

Barriendo una esperanza.

Mi corazón hallo su nombre

En ese terco

Sudor de socavones

Engrillados a la muerte.

andó del brazó

Con muchachas

Que no aprendieron nunca

La risa ni el zapato.

Pero está bíen,

No pongan esas caras.

Sé que no importa mucho

Mi paso por las cosas.

No hay más que abrir

Las puertas de la vida, 

Para enterrar sin llanto

El despojo de los sueños,

Para enfermar los ojos

Con toda esa miseria

Que nos pudre.

Quise decir tan sólo que estoy muerto,

Mas no de haber andado

Las piedras de mi ruta,

no con la bala al pecho

-parida en los cuarteles-

sino en la mano pétrea

del falso amigo,

del capatáz

geométrico

insensible,

que quiso herrar el pecho

y disecar  fusiles en un texto,

para logara, amigos,

cuadricular el corazón

a salivazos.

Esa es la historia.

Mi corazón no pudo con la mierda,

se rebeló por todos sus costados

y se murió 

con su universo de canciones.

(Arsenio Maita)


lunes, 21 de agosto de 2023

POEMA No. 1

Y mi corazón
desgarrado
hasta agrietarse
toca las pupilas
de mis ojos
buscando bañar
mi cuerpo en llanto

Pero mi alma
templada
en acero
rojo comunista
la detiene
y se yergue encabritada
cabalgando
por los voluptuosos
Andes combatientes.
Desafiando
las tormentas
de las estrechas
costas del Pacífico
y deslizándose
suave, tierna
cual espada toledana
por los caudalosos
ríos de la selva.

Es mi tierra,
es mi pueblo,
es la nación
que se está forjando
en ardorosa Guerra Popular

Y entonces, mi pasión
así alimentada
transforma el dolor en fuerza
y lo eleva al canto
y canto:
Ya no será contigo
ni mañana
Pero pronto, muy pronto
¡Todo el poder para el Partido y el pueblo!

(Elena Iparraguirre) 



martes, 15 de agosto de 2023

HABÍA UNA VEZ UN “COMANDANTE”

 Durante el gobierno de facto del Gral. Luis García Meza, el 3 de agosto de 1981, un grupo de seis jóvenes de la gloriosa “Jota”, siguiendo las instrucciones del Partido, como aproximadamente a las 20:00 p.m. habíamos acudido de manera disciplinada a la hora indicada a la calle Huyustus esquina calle Calatayud de la zona de Callampaya de la ciudad de La Paz. El grupo de jóvenes estaba conformado por tres estudiantes universitarios, dos trabajadores y un estudiante de la normal. Todos abrigados con ropa oscura, llevando disimuladamente debajo de nuestros sacones y parcas, algunos objetos “sospechosos”, aunque jamás nos ordenaron que así lo hiciéramos. Pero, la situación de riesgo que conllevaba las tareas a cumplirse, por iniciativa propia, resolvimos adoptar los recaudos necesarios ante cualquier acción de sorpresa por parte de los elementos represivos del régimen dictatorial.

Ya en el lugar acordado para establecer contacto con el  “Comandante”, le esperamos con impaciencia inocultable, y mas de uno de los nuestros no dejaba de expresar preocupación por su demora. Nos dijeron que era un valioso cuadro de gran trayectoria, con una buena formación político militar. Algunos decían conocerlo, afirmaban discretamente que era un “fierrero”. Así se decía en aquellos tiempos a los camaradas y compañeros que estaban convencidos que la lucha armada era la única vía válida para la toma del poder político del viejo Estado, y que una vez demolido el mismo, sobre sus escombros recién construir un nuevo Estado  socialista. Se nos instruyó que el grupo debía subordinarse a sus  órdenes para cumplir con la misión de tomar la “Radio Continental” de propiedad de los trabajadores fabriles, ubicado en la calle República esquina Av. Quintanilla Suazo (por las cercanías de la Estación Central); y que una vez bajo nuestro control, lanzaríamos proclamas subversivas en contra de la dictadura del Gral. Luis García Meza, y de alguna manera apoyando el levantamiento cívico militar que debía estallar en la ciudad de Santa Cruz a la cabeza del Cnl. Luis Alberto Natuch Buch;  y llamar a la movilización popular con consignas ya definidas para que los trabajadores, estudiantes y el pueblo salgan a las calles para derrocar al régimen dictatorial y así reconquistar la democracia.

Luego, el próximo objetivo era tomar la Fabrica Papelera ubicada en la zona de Pura Para, para proveernos de suficiente material de papelería destinada a la impresión de folletos, panfletos, cuartillas, palomitas de agitación y propaganda de apoyo al levantamiento cívico militar de Santa Cruz.

Como sabemos, el Cnl. Luis Alberto Natuch Buch, en noviembre del año 1979, protagonizó un sangriento golpe militar apoyado por el MNR, interrumpiendo el proceso democrático que había sido conquistado por la heroica resistencia del proletariado minero y nuestro pueblo. Sin embargo, su gobierno apenas había durado 15 días, como consecuencia de la resistencia popular, principalmente en la ciudad de La Paz. Con este antecedente, nos pareció que el Cnl. Luis Alberto Natuch, pretendía reivindicarse ante la historia, esta vez intentando mostrarse como un especie de "liberador"  buscando el derrocamiento del odiado gobierno dictatorial del Gral. Luis García Meza Tejada. Entre otras cosas, se nos informó que tenía el propósito de instalar un gobierno socialista, y de ese modo pasar a la historia como el tercer hombre después de Simón Bolívar y Antonio José de Sucre. Lo cierto es que con el movimiento cívico militar que estalló el 4 de agosto de 1981 en la ciudad de Santa Cruz, se logró sustituir al Gral. "rajatablas" de la Presidencia de la República, por el Gral. Rogelio Torrelio Villa.

A pesar de la gélida noche del 3 de agosto, el grupo aguardaba la llegada del  “Comandante”, para luego subordinarnos disciplinadamente a sus órdenes y así cumplir las tareas del Partido, en un momento tan crucial  en el que consideramos que teníamos el deber militante de liberar a la patria de una de las dictaduras sangrientas que sembraba el terror en las calles, fábricas, universidades, campamentos mineros y en el campo mediante sus bandas de paramilitares que perseguían, reprimían, detenían, torturaban y asesinaban  a quienes defendían la democracia y las libertades democráticos, políticos y  sindicales.

Había entusiasmo en las filas, porque íbamos a ser comandados por un verdadero “fierrero” que dirigiría las acciones a desencadenarse aquella noche. Por las rígidas normas de seguridad de la organización, no teníamos ninguna necesidad de saber ni averiguar su identidad. Tampoco sabíamos su nombre de “guerra”, y dadas las circunstancias, no teníamos por qué averiguarlo. Solamente sabíamos que era el “Comandante”.

Hasta que, entre las sombras de esa noche apenas iluminada por una farola de la esquina de la calle Uyustus, pudimos advertir que se aproximaba a nuestro grupo, un hombre alto, robusto de mas o menos 170, con cabellos  de corte militar, cuerpo atlético y pasos largos. En verdad, tenía el perfil de todo un “Comandante” que acudía al lugar, aunque con cierto retraso. Tenía puesto una parca verde, de esos que usaban los combatientes bizarros de los movimientos guerrilleros de América Latina, y el jean azul le quedaba ligeramente suelto; denotaba sus largas piernas de porte militar, las botas de combate que llevaba estaban bien lustradas como para acometer las adversidades de un territorio agreste, escarpado o accidentado… Frente a nosotros estaba un gran personaje que nos inspiraba confianza y resolución para acometer nuestra misión.  Se dirigió directamente hacia mí. Era notorio que me encontraba a la cabeza del grupo porque en el lugar, no había más personas reunidas que nosotros. 

Se presentó como el responsable enviado por el Partido, manifestando que se haría cargo de la conducción del grupo de camaradas. Inmediatamente se cercioró del número de “efectivos”. Tuve que darle una especie de “parte”, y en esos momentos, estando muy próximo a él, advertí su identidad y descubrí de quién se trataba. Noté que estaba nervioso, y apenas podía disimular, aunque los demás camaradas no se dieron cuenta de aquello, entonces, no me sentía seguro de él. Para disimular la situación, le dije que todos estaban dispuestos a cumplir con las tareas partidarias. Y fue en ese momento que me interrumpió bruscamente para decirme, alzando la voz:

- ¿Todo en orden? ¿Todos preparados?

Me puse en posición de firme y sin vacilación alguna le respondí con seguridad y determinación. 

- Sí camarada, todo en orden y dispuestos a cumplir con las tareas del Partido.

El “Comandante”, algo sorprendido por la respuesta categórica, se llevó la mano derecha a su nuca con cierto asombro, su nerviosismo era inocultable. En seguida, su mirada recorrió desde mis pies a la cabeza y se percató que le estaba observabando fijamente. Empezó a balbucear, como queriendo decir algo. Ya no podía disimular su inseguridad. Sin embargo, la escena nada deseable, pronto empezó a preocupar a los integrantes del grupo por el extraño comportamiento del “Comandante”, quién parecía que buscara una salida "justificada" ante una situación que tal vez no esperaba, hasta que enérgicamente  dirigiéndose a todos dijo: 

- ¿Dónde está el vehículo?

Ante la pregunta inesperada del “Comandate”, nos miramos unos a otros totalmente perplejos y desconcertados. Nadie esperaba una pregunta de tan mal gusto en esos momentos. Me sentí molesto y airadamente sin vacilación alguno le enrostré:   

- ¿Cuál vehículo? si nadie nos dijo que trajéramos. Solamente nos indicaron que debíamos estar disciplinadamente en este lugar y a la hora, tal como estuvimos para tomar contacto con usted camarada para que nos dirija en las acciones y así cumplir las tareas del Partido. 

El camarada “Chino” (+) muy molesto, dio resueltamente un paso hacia el “Comandante”, y  con la mirada enfurecida le espetó diciéndole:

- ¡Camarada! No hay ningún problema, ahora  mismo podemos hacer la “recuperación” de un vehículo para cumplir las tareas del Partido, estamos dispuestos para eso.

El “Comandante”, se puso energúmeno y empezó a proferir una serie de adjetivos calificativos contra el grupo, como: “…carajo, no sean cojudos, no se trata de pelotas, se trata de inteligencia… etc.”. Seguidamente, sin mayores explicaciones más que por la falta de un vehículo, dijo:

- ¡Carajo, se cancela la misión!

Los miembros del grupo, ante la inesperada decisión del “Comandante” reaccionaron indignados y molestos. Le dijeron casi al unísono de que había que actuar pronto ante los acontecimientos en la ciudad de Santa Cruz, que debíamos cumplir con las tareas partidarias para derrocar al dictador, y que la falta de un vehículo no podía ser un impedimento.

En esos momentos no pude controlarme por la manera de cómo estaba procediendo el “Comandante”, y nada menos en un momento tan difícil. En verdad, nadie nos dijo que teníamos que  llevar un vehículo para cumplir con las tareas asignadas al Círculo “Cupertino Caballero”. Reiterando la decisión unánime de los integrantes del grupo, le repliqué:

- Pero, camarada, como le dijimos, ese no es ningún problema, podemos “recuperar” un vehículo en estos momentos para la causa. Estamos dispuestos para hacerlo, y así resolvemos el problema de la movilidad. Además, la radio “Continental” está aquí cerca, casi a cuatro cuadras.

Se podía notar la inseguridad y vacilación del “Comandante”. El grupo había manifestado su predisposición para cumplir las tareas del Partido. ¡Estaban decididos a todo! Nuevamente se llevó su mano derecha a la nuca, estaba seguro que hacía esfuerzos en su fuero interno para salir de una escena que no se esperaba. Finalmente, intentando hacer prevalecer su decisión de suspender el cumplimiento de las tareas con la excusa del vehículo, elevando el tono de su voz, exclamó:

- ¡Carajo la misión se cancela, no se hace nada, les dije que no es cuestión de “pelotas”, sino de inteligencia!

Estaba demostrado que para el “Comandante”, la falta de un vehículo era cuestión determinante para cumplir la misión. Por lo visto, carecía de un plan B ante la falta de un vehículo, tampoco tenía idea sobre las  improvisaciones en situaciones de emergencia. Todo había sido una fanfarria sobre el tan ilustre "Comandante", cuya personalidad, en algún momento llegamos a admirar. Al parecer él, no estaba enterado de la cercanía del objetivo, para lo cual no se requería una movilidad, ya que el grupo podía llegar a píe en menos de cinco minutos. El otro objetivo, se encontraba evidentemente más alejado, por la zona de Pura Pura. Claro que los del grupo, estaban dispuestos a la “recuperación” de un vehículo para llegar al objetivo dos.

Después de sus últimas palabras y "ordenes", el famoso “Comandante”  se retiró abruptamente del lugar sin dar mayores explicaciones, y lo peor, sin despedirse. Todo había terminado para él. Los del círculo “Cupertino Caballero” estábamos totalmente decepcionados por su proceder nada consecuente. Lo que nos tranquilizó fue que, por fin conocimos al famoso “Comandante” o “fierrero”, o como dijo el camarada “Chino”, “pura pinta”. Los demás muy indignados, se expresaron de la peor manera en contra de él, con adjetivos de “grueso calibre”.

Años después, dicho personaje fue visto en algunas reuniones políticas de alguna izquierda radicalizada, con su típica vestimenta a la usanza de un gran Comandante guerrillero…

 


 


domingo, 13 de agosto de 2023

LIBERTAD

Libertad, palabra vana

de la cual hacen una ley

para la inmensa caravana

de explotados como el buey.

Libertad, en el cuartel

para el militarismo infame

que torna al hombre en canalla

y cuando la corneta llame

al combate contra parias vaya.

Libertad, en la prisión

para torturar a los valientes

que abrigan en sus mentes

el germen de la revolución.
Libertad, sí … para el patrón

y el pulpo del Clero

poniendo así una venda al obrero.

Pronto, muy pronto, se dará cuenta

de que no goza de la libertad anhelada;

que su vida está encadenada

en la explotación y la venta.

Entonces vendrán huelgas y manifestaciones,

muchedumbre por todas partes:

las mujeres empuñando estandartes

y los hombres preparando los cañones.

Las fábricas convertidas en fortalezas

y en los árboles de cualquier jardín

colgarán los burgueses como pesas

frente a la bandera roja de LENIN.

Luego podremos decir

“La Libertad se consiguió”,

“La explotación se acabó”,

pues a curas y patrones

Ya se les colgó!…

Rafael Lima


A MI PARTIDO

Me has dado la fraternidad hacia el que no conozco.
Me has agregado la fuerza de todos los que viven.
Me has vuelto a dar la patria como en un nacimiento.
Me has dado la libertad que no tiene el solitario.
Me enseñaste a entender la bondad, como el fuego.
Me diste la rectitud que necesita el árbol.
Me enseñaste a ver la unidad y la diferencia de los hombres.
Me mostraste cómo el dolor de un ser ha muerto en la victoria de todos.
Me enseñaste a dormir en las camas duras de mis hermanos.
Me hiciste construir sobre la realidad como sobre una roca.
Me hiciste adversario del malvado y muro del frenético.
Me has hecho ver la claridad del mundo y la
posibilidad de la alegría.
Me has hecho indestructible porque contigo no termino en mí mismo.

PABLO NERUDA