domingo, 9 de junio de 2019

EL CÍRCULO "CUPERTINO CABALLERO"

A primeras horas de la madrugada del 3 de agosto de 1975, a dos cuadras de la zona del Cementerio General de La Paz, había concluido la reunión del Círculo Cupertino Caballero* de la Juventud Comunista de Bolivia, realizada en un local donde de día funcionaba una molinera de propiedad del padre de uno de los miembros, el “Cochalo”, quien sin que el Partido le exigiera, había dispuesto voluntariamente su uso para la causa del proletariado.

El “Chapaco”, un viejo bolchevique del Partido, era un especie de Comisario Político, cuya función era dar asistencia política al Círculo. Luego, previa las recomendaciones e instrucciones de rigor, se puso al mando del Circulo para cumplir la tarea que el Partido había asignado.

Los "jotosos" con sus nombres de organización, como el “Tractor, el “Cochalo”, el ”Carlos” y “Juan Carlos”, asumieron con entusiasmo la misión partidaria, cual soldados del proletariado, la que que consistía en realizar pintas subversivas en los “muros del pueblo”, desde el heroico e histórico Puente de la Villa Victoria hacia la antigua carretera a la ciudad de el Alto, con consignas entonces muy peligrosas que podían costar la vida, como las de ¡Fuera las tropas militares de los centros mineros! ¡Muera el fascismo! ¡Libertad para los presos políticos y sindicales! ¡Muera Banzer! ¡Democracia o fascismo! y etc.

Entusiasmados y emocionados, munidos de utensilios y pintura en spray, camuflados y bien pertrechados de “leyendas” en caso de captura y detención por parte de las fuerzas represivas de la dictadura fascista, aproximadamente a las dos de la madrugada, en medio de la oscuridad, abandonaron el local de la molinera con mucho sigilo, rumbo hacia el Puente de la Villa Victoria.

Consientes contra todo tipo de riesgo, se debía cumplir disciplinadamente la tarea del Partido, nada menos a pocas horas de la llegada del Pdte. de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, quien visitaba el país para asistir a los festejos del sesquicentario de la fundación de la República de Bolivia, en los que el dictador Banzer pretendía mostrar ante la comunidad internacional que, los trabajadores y nuestro pueblo vivíamos con total armonía y felicidad con ORDEN, PAZ Y TRABAJO.

Habían pasado casi cuatro años desde el sangriento golpe fascista de 21 de agosto de 1971, desde entonces, los trabajadores y nuestro pueblo estaban sometido a un régimen de facto que había proscrito las libertades democráticas, políticas y sindicales. Había creado en medio del terror y la persecución sangrienta, los famosos campos de concentración de Choncoro, Viacha, Achocalla, Alto Madidi, Isla del Coati y algunas casas de seguridad en las ciudades donde se encontraban privados de libertad y sometidos a toda clase de suplicios, muchos dirigentes clasistas y revolucionarios de los trabajadores, campesinos, estudiantes, y militantes de los partidos marxistas. El régimen militar había desatado una feroz represión procediendo a las detenciones, persecuciones, allanamientos, torturas y asesinatos, destierros y confinamiento, y etc. Los centros mineros estaban bajo ocupación militar, masacres de campesinos, intervención militar a las Universidades Publicas, proscripción de la Autonomía Universitaria y etc.

El Partido, había dado la misión, y los militantes jotosos del Círculo Cupertino Caballero tenían una buena oportunidad para demostrar su inquebrantable compromiso y entrega de lucha revolucionaria contra el fascismo y por la democracia, muy a pesar del inminente peligro que suponía una misión en condiciones absolutamente desfavorables, porque las calles y avenidas estaban siendo patrulladas por fuerzas policiales y civiles armados en prevención de cualquier desorden o disturbio durante la visita de un Presidente latinoamericano.

Realizar la propaganda revolucionaria frente al gobierno del dictador Hugo Banzer, realmente llenaba de profunda emoción a los "jotosos", y además, estaban totalmente convencidos que había que apoyar la creciente resistencia de los trabajadores de los centros mineros y de las fábricas contra la dictadura del banzerato.

Una vez en el lugar, inmediatamente empezaron con la tarea revolucionaria. Todo iba tan bien, hasta que el campana “Cochalo”, ubicado debajo del puente de la Villa Victoria, advierte la inesperada presencia de las fuerzas represivas de la dictadura en el lugar, quienes no le dieron ninguna oportunidad para poder eludir a sus captores, y de esta manera empezaría a ser sometido a toda clase de vejámenes y torturas en las mazmorras del fascismo. En tanto que, advertidos de la grave situación por la presencia y despliegue de los efectivos policiales y de agentes de inteligencia del Ministerio del Interior, los “jotosos" del Círculo Cupertino Caballero, para impedir su captura con el “cuerpo del delito", tuvieron que deshacerse desesperadamente y como podían de todo material comprometedor.

El “Tractor” y el” Chapaco” se internaron hacia el bosquecillo de Pura Pura, con dirección hacia Achachicala, e inmediatamente se lanzaron sobre ellos los guardianes del viejo Estado, en medio de gritos de ¡Alto carajos! ¡Rojos de mierda!, efectuando disparos de armas de fuego por doquier. A los pocos minutos, a pocos metros del Puente de Villa Victoria, hacia la carretera antigua a el Alto, llegaron y se detuvieron varios vehículos del Ministerio de Gobierno con agentes civiles bien armados, y también vehículos con refuerzos policiales para emprender inmediatamente una sañuda persecución a los que se internaron al bosquecillo de Pura Pura. Los disparos de armas de fuego poco a poco se alejaban hacia la profundidad del bosquecillo, como claro señal de que la persecución era implacable. A lo lejos, como después de una media hora, desde la parte superior de la fábrica Said, los agentes del gobierno, habían instalado un reflector con el que oteaban el bosquecillo en su propósito de descubrir a los que huían de sus represores.

El "Chapaco", herido de bala en uno de sus tobillos, había logrado romper el cerco y de esta manera eludir su captura. Se dice que fueron trabajadores de la zona de Achachicala, quienes desafiando el peligro, le dieron inmediato refugio, y así evitar su captura por los agentes del gobierno.

El "Tractor", fue capturado por los alrededores del rio Choqueyapu, frente a la fábrica Soligno. Luego se supo que, se hizo pasar como si fuese un vulgar asaltante, y para confundir a sus captores, había arrancado de la muñeca de su brazo derecho la pulsera que llevaba puesto, y afirmando a viva voz les dijo a sus captores: ¡Jefe, jefe, disculpe solamente pude asaltar este reloj! ¡Nada mas Jefe, por favor! Los agentes del Ministerio del Interior y los efectivos policiales, resolvieron dejarlo libre, porque creyeron y fueron convencidos hábilmente por el "Tractor“. Por supuesto que, no era (un asaltante) a quien buscaban los agentes. Hoy, es un gran profesional ingeniero.

El "Cochalo", fue capturado en el primer momento. En su cautiverio fue sometido a toda clase de vejámenes y torturas para obligarle a delatar a sus compañeros. No lograron quebrarlo, hasta que después de unos meses fue liberado. Luego, su comportamiento fue admirado por todos los "jotosos" , y en lo posterior demostró que estaba más resueltamente en las filas.

El “Carlos”, ante la imposibilidad de huir del lugar para internarse al bosquecillo, se había escondido en medio de unos arbustos a pocos metros por debajo de la carretera antigua que sube a la ciudad de el Alto, exactamente en el mismo lugar donde los agentes y policías instalaron su puesto de mando. Ahí permaneció inmóvil por aproximadamente más de tres horas, y pudo oír las ordenes de los mandos de inteligencia y de la policía para atraparlos vivos o muertos a los “comunistas”. Muy cerca de ellos, desde donde se desplazaban los sabuesos de la dictadura, estaba inmovilizado sin poder huir del lugar soportando el rigor del frió invernal de la noche, para evitar ser capturado. Antes que asome el día y cuando el puesto de mando represor se retiro mas arriba del lugar, recién pudo abandonar su refugio y empezó a arrastrarse, después a rodar hacia el carril de la vía del tren que atravesaba el bosquecillo, porque en más de tres horas y en total inmovilización, sus piernas no le obedecían, estaban entumecidos. Finalmente se puso a salvo, caminando dificultosamente hasta mimetizarse entre los trabajadores municipales que, a esas horas de la madrugada, procedían al recojo de basura por la cancha "Fabril “ de Pura Pura, muy cerca a la fábrica Said, pudiendo ver muy de cerca a los jeeps del Ministerio del Interior que continuaban patrullando intensamente el lugar.

"Juan Carlos", se puso a buen recaudo desde el primer momento, cuando los efectivos de seguridad descubrieron al grupo. Se dice que evitó la represión. En la apertura democrática, llegó a ser máximo Ejecutivo de los Maestros Rurales de Bolivia.

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*Ramiro Barrenechea Z. en su libro "LA REVOLUCIÓN ABSOLUTA", menciona al trabajador minero Cupertino Caballero, militante del PCB, quien murió defendiendo la sede sindical minera en la masacre de la NOCHE DE SAN JUAN, acaecido durante el régimen militar del Gral. Rene Barrientos Ortuño. El Círculo de los jotosos del Tejar y de la Villa Victoria, había adoptado el nombre de Cupertino Caballero, como homenaje a un digno exponente del proletariado minero.


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