miércoles, 6 de marzo de 2024

ÉRASE UNA VEZ EN UN BOLICHE

Entonces, uno de los bohemios, en total estado de ebriedad, se puso de pié dirigiéndose a los demás ocupantes del lugar al grito de: "¡escuchen carajos! acaba de tomar el poder un milico... "

Los demás, lo interrumpieron y se rieron a carcajadas, y otros se burlaron de él. El bohemio, con una botella de "misil" que sostenía con su temblorosa mano derecha, insistió: "¡carajo,  no sean cojudos, yo me voy!"

Todos al unísono entre risotadas y gritos  le dijeron;"¡andate a la mierda!" ; y el borracho que parecía ser un intelectual bién trajeado  y encorbatado con lentes gruesos, entre zancadillas abandonó el lugar precipitadamente, sin soltar su "preciado" botella de licor barato. 

Los otros beodos, continuaron conversando a viva voz y consumiendo lo que más les satisfacía o transformaba, en tanto que se escuchaba el vals peruano "Cruel Condena" de Lucho Barrios, que por cierto lo hacían repetir una y otra vez como disco rayado a pedido de la mayoría que, a la vez cantaban con gran sentimiento y algunos lloraban como niños desamparados. Seguramente atravesaban alguna decepción, frustración o desengaño amoroso. 

De pronto, la puerta del "boliche" o tasca, fue violentamente derribada a patadas entre gritos de "rojos de mierda", "comunistas", "agitadores", "terroristas", "zánganos", etcétera. Los soldaditos junto a civiles bien armados y por la boca echando espuma, estaban ahí, tomando por asalto la taberna en un espectacular "operativo estratégico",  a puntapies, puñetazos, "jaripeadas", culatazos de fusiles y griterios acompañados de palabras de grueso calibre. Todos, incluido el dueño y sus ayudantes fueron subidos con inusitada violencia a un "caiman" del Ejército, y luego conducidos quién sabe a donde mierda. 

Nadie se había salvado del operativo militar contra un boliche de gran "importancia estratégica" para los golpistas, excepto el beodo que, oportunamente les había advertido a los bohemios sobre la consumacion de un golpe militar.  Todos se habían reído y burlado de él. Ya era demasiado tarde.

(Carlos Rafael)