Una mañana de invierno, caminada por el Prado paceño hacia la Facultad de Derecho de la UMSA, cuando de pronto me ví con mi amigo y bien cumpa de mis épocas de estudiante universitario. Al verme, se alegró como un niño. Yo también, y nos abrazamos fraternalmente.
La verdad, no nos habíamos visto desde que él, había recuperado su libertad como ex miembro de una organización política, antes que el MAS asuma el Gobierno.
Le pregunté por su salud, y me dijo que no tenía problemas, salvo sus rodillas que le empezaban a fallar, y para prevenir estaba consumiendo colágeno. Luego, me dijo con mucha sinceridad que le estaba yendo mal, porque no tenía trabajo.
No sabía qué decirle, porque pensé sinceramente que estaba trabajando en algún Ministerio, porque él, es informático y muy inteligente. Además, él era un hombre de la izquierda.
En las épocas de las dictaduras militares a riesgo de su vida formó parte de una organización que había elegido la vía no pacífica para conquistar el poder, Lo detuvieron junto a sus compañeros, y por eso estuvo recluido en la cárcel.
Me dio mucha bronca saber que estaba desempleado. Sin embargo, hay otros que siempre estuvieron en contra de las luchas populares o fueron neutrales, y que ahora estaban disfrutando del poder en el Estado Plurinacional. Me pregunté cómo es posible que estos compañeros fueron excluidos por un gobierno que decía ser de la izquierda reclamando ser socialistas y revolucionarios.
Quise expresarle mi solidaridad en especie, la verdad, sentí temor debido a que él, era un hombre de principios y valores muy sólidos.
Quedamos en vernos para intercambiar algunas ideas, y él asintió con la cabeza. Hasta el día de hoy no sé qué será de él, tampoco responde a las llamadas, y menos pude encontrarlo por donde decía que siempre frecuentaba. Ojalá pueda verlo en estos días, semanas, meses o años. Tal vez.
Carlos Rafael
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