Fue necesario un operativo militar secreto para liberar al intelectual francés Régis Debray, quien cumplía en Camiri, Santa Cruz, una condena de 30 años de cárcel que había sido dictaminado por un tribunal militar boliviano en 1967.
Habían pasado casi cuatro años de aquella sentencia, en un juicio polémico que tuvo alcance mediático internacional.
Régis Debray fue acusado de ser cómplice de la guerrilla liderada por el Che Guevara en Bolivia. Los jueces militares lo acusaron de participar en actividades subversivas y conspiración, usando el juicio para tratar de demostrar la influencia del comunismo cubano en América Latina.
En el juicio, Debray defendió que él no era un guerrillero con armas, sino un revolucionario intelectual que apoyaba la lucha ideológica. Explicó que su papel fue más de enseñanza y apoyo ideológico, no de combate directo.
Gobernaba entonces René Barrientos, quien con apoyo estadounidense había logrado terminar con la guerrilla del Che Guevara.
Pero los tiempos ya eran distintos en 1970. El gobierno estaba ahora en manos de Juan José Torres, un militar simpatizante de la izquierda y el nacionalismo popular.
Fue bajo el gobierno de Torres que Debray salió en libertad gracias a una negociación secreta con Francia cuyos compromisos nunca fueron cumplidos por París.
Sobre este episodio, el periódico argentino Página 12 rememoraba en un reportaje de 2007 lo siguiente:
"El agregado militar boliviano en Francia era el general León Kolle Cueto, hermano del ex primer secretario del Partido Comunista de Bolivia. Kolle Cueto fue acreditado debidamente en la cancillería francesa y pidió cita con el ministro de Defensa, Michel Debré. Este jamás lo recibió. Cueto había sido enviado a París a cobrar la recompensa pactada en la negociación destinada a abrir las puertas de la cárcel de Régis Debray."
"El acuerdo era amplio. Francia se había comprometido a entregar lanchas fluviales para la Fuerza Naval boliviana, equipamiento completo para un batallón de ingenieros, entrenamiento a pilotos de la Fuerza Aérea y un hospital militar. Nunca hubo ni lanchas, ni hospital, ni equipos de ningún tipo. Cueto refirió el problema de la cita con el ministro a la cancillería francesa y obtuvo una cita con el canciller Maurice Schumann. El canciller lo recibió y cuando el general le reveló el acuerdo, Schumann le dijo: “Es imposible. Francia no negocia esas cosas”. Cueto se quedó sin el tributo que su país había negociado en medio de circunstancias políticas nacionales muy especiales."
"Uno de los hombres que negociaron el acuerdo con los franceses, que desempeñó un papel preponderante en la posterior liberación de Debray, el ex vicecanciller Fernando Laredo, no recuerda los hechos con ningún encono: 'Los franceses no cumplieron pero eso fue culpa nuestra. Había mucha confusión y demasiados negociadores. Eso fue lo que pasó'”.
"Laredo refirió que la liberación, con o sin acuerdo, fue una decisión política de Torres. 'Sabíamos que si nosotros no lo sacábamos otros militares lo iban a liquidar. Para ellos, Debray era un apoyo sustancial de las guerrillas de América latina, lo que no era cierto. Era una cuestión de principio'."
"La decisión de extraer a Debray de la cárcel la tomó Torres en persona. Pero no fue simple. Ciertos sectores castrenses no querían soltar a Debray. Para conseguirlo se montó una operación al mando del mayor Rubén Sánchez, comandante de los Colorados de Bolivia, el regimiento de escolta presidencial, militar de izquierda y miembro del MNR."
"Fue con un comando a Camiri, donde Debray estaba detenido en una división del ejército desde la cual se dirigían las operaciones contra la guerrilla del Che. Sánchez tomó el edificio y liberó a Debray. “El avión ya estaba listo para llevárselo. Cuando el comando entró en Camiri Debray pensó que venían a matarlo”, cuenta Laredo. El avión partió rumbo a Chile."
El reportaje del periódico Página 12 concluye así el reportaje:
"Debray escribe numerosos ensayos y, como muchos otros ex aventureros de izquierda, sus ideas huelen a salones para damas elegantes y asustadizas que acuden de vez en cuando a los confesionarios. París no entregó jamás las piezas del intercambio. Debray nunca pagó sus deudas. Ni con Bolivia, ni con la historia de América latina."
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