El día que yo muera,
nada de llantos, gritos y lamentos,
un fusil centinela,
las mujeres que me amaron
hagan guardia de guerra,
que un huracán de cóndores guerreros
escolte canciones y banderas.
Cuando un poeta-comunista muere, amigos,
nada de llanto, nada
puño en alto sobre las cabezas.
Luis Nieto